viernes, 26 de marzo de 2010

                           El diablo de los números
A Robert no le gustan las Matemáticas, como sucede a muchas personas, porque no las acaba de entender.
Pero una noche él sueña con un diablillo que pretende iniciarle en la ciencia de los números. Naturalmente, Robert piensa que es otra de sus frecuentes pesadillas, pero en realidad es el comienzo de un recorrido nuevo y apasionante a través del mundo de las Matemáticas.
¿No es extraño hallar siempre secuencias numéricas por la simple multiplicación de los unos:

1 x 1 = 1
11 x 11=121
111111 x 111111 = 12345654321

 y así en adelante?
Y esto es sólo la operación más sencilla. Durante doce noches, Robert sueña sistemas numéricos cada vez más increíbles.
De pronto, los números cobran vida por sí mismos, una vida misteriosa que ni siquiera el diablo puede explicar del todo. Nunca las Matemáticas habían sido algo tan fascinante. Pronto, el diablo le hará abandonar los tópicos escolares y hará que acceda a niveles superiores: ¡y aun así los entiende!
Y el joven lector también. Los números, cada página que pasa, se van volviendo cada vez más absorbentes. Es como magia, y Robert quiere saber más y más basta que, al fin, el diablo le hace comprender que algunos problemas y paradojas pertenecen a las altas esferas de la ciencia.



Nunca olvides que te quiero


Madison tenía 11 años cuando fue secuestrada. Es una niña viva, alegre y divertida que desde muy pequeña ha desarrollado una fuerte personalidad, repleta de imaginación y creatividad, y que incluso en esta situación dramática, encerrada en la casa de su secuestrador no pierde el optimismo.
Durante los casi 5 años que dura su encierro, se desahoga escribiendo sin censura en un cuaderno que es su gran vía de escape y la única posibilidad de sentirse libre; describe al detalle sus sensaciones, la añoranza de sus seres queridos, su sorpresa por el gradual paso a la adolescencia... y todas las mil y una extravagancias que se le ocurren.
Léonore, la madre de Madison, intenta sobrellevar la ausencia de su hija escribiéndole cartas diariamente en las que le cuenta todo lo que pasa en la familia: sus esperanzas y penas, la muerte del abuelo, cómo su gato la echa de menos y algunas novedades acerca de Stanislas, el profesor de tenis de quien Madison estaba enamorada. Un joven que busca ser amado a cualquier precio aune en realidad dno sabe sidrfutar de su libertada.
Una novela magistralmente narrada a tres voces que convierte un trágico suceso en una historia cargada de humor y emoción, que aptrapa al lector y le inviita a una reflexión sobre el amor, la libertad y la esperanza. Una novela que nos recuerda que la capacidad de ser feliz es también un estado del alma.

viernes, 5 de marzo de 2010

El nombre del viento

La obra se desarrolla en un mundo imaginario y narra la historia de Kvothe (pronunciado “cuouz”), mago, músico, aventurero y un personaje legendario. Usando el nombre de Kote para ocultar su verdadera identidad, regenta una apartada posada llamada Roca de Guía acompañado de Bast. Hasta que un día Devan Lochees, un autor interesado en escribir las biografías de las figuras más importantes de su tiempo y conocido como “Cronista” le reconoce y le suplica que le revele su verdadera historia, a lo que Kvothe finalmente accede, con la condición de hacerlo en tres días.

El Nombre del Viento, el primer libro de la trilogía “Crónica del asesino de Reyes” constituye el día uno de los tres en los que Kvothe cuenta su historia. Esta comienza en los duros años de su infancia como miembro de una familia de artistas itinerantes formada por músicos, actores, acróbatas y juglares. En este ambiente, crece convirtiendose en un niño prodigio alegre y diplomático. Un día, conoce a Abenthy, mago y arcano, cuando lo ve llamando al viento, y le invita a que se una a su trupe. Este descubre en Kvothe un talento natural y decide conventirse en su primer maestro. La historia evoluciona hasta un repentino suceso que le obliga a cambiar su vida. Tras esto sufre una serie de acontecimientos y retos que llevan al protagonista a ser mendigo, músico y estudiante de Universidad.